En
la reunión confesional de los católicos del pasado viernes dirigida por la representación
oficial de la Santa
Sede, se pasó una nota a los presentes sobre los motivos
por los que la Iglesia católica no forma parte como miembro del Consejo Mundial
de Iglesias (CMI). Esta es la traducción al castellano de la respuesta a esta FAQ,
que por las personas presentes y por el contexto hay que considerar como casi oficial:
El cardenal Kurt Koch y el Rev. Walter Altmann |
1. Desde
su misma fundación, el CMI tiende a proyectar una eclesiología que es predominantemente
protestante. Los miembros ortodoxos son una minoría y sus posiciones teológicas
han sido ignoradas con frecuencia. La eclesiología sigue siendo el escollo
principal con respecto a la posibilidad de que la Iglesia católica forme parte como
miembro del CMI.
2. a) Iglesias nacionales
Según
la Constitución vigente del CMI, los miembros se designan de acuerdo con las Iglesias
nacionales. Esto significa que cada iglesia, como, por ejemplo, la Iglesia
luterana de América, la Iglesia luterana de Tanzania o la de Brasil, son miembros
por separado del CMI y con frecuencia pueden encontrarse defendiendo posturas
discordantes en los debates en las reuniones del CMI. La Iglesia católica en cuanto
Iglesia universal considera inaceptable este modelo de designación de los
miembros del CMI.
b) Número de fieles
La
Constitución vigente del CMI establece que el número de delegados para las
reuniones de los órganos de dirección del CMI, del Comité Central y de las
Asambleas, se designarán proporcionalmente al número de fieles de cada Iglesia miembro.
Si la Iglesia católica se uniera al CMI tendría el mayor número de delegados en
todos los órganos de gobierno y tendría también que hacerse cargo de buena
parte del presupuesto del CMI.
c) Autoridad
La cuestión
de la autoridad es fundamental para la Iglesia católica. Su comprensión del
ejercicio de la autoridad en la Iglesia, especialmente en lo que se refiere al
papel del obispo de Roma, es un obstáculo a la hora de formar parte de un organismo
ecuménico mundial según el modelo de CMI.
d) La Iglesia católica como miembro sería
percibida como una amenaza
Mientras
que algunas Iglesias darían la bienvenida a la participación de la Iglesia
católica como miembro del CMI, por ejemplo, las ortodoxas y algunas anglicanas
y luteranas, una buen parte de las Iglesias pequeñas se sentirían amenazadas por
el mero hecho del tamaño de la Iglesia católica y algunas incluso podrían salir
del CMI.
e) Ser realistas
En
los últimos años el CMI no ha vuelto a plantear directamente la cuestión de
la Iglesia católica como miembro, pero se ha hecho alguna alusión a ello. En una
consulta en noviembre de 2005 con ocasión del 40 aniversario de la creación del
CMI, el moderador del Comité Central, su santidad Aram I, dijo: “En varias
ocasiones la Iglesia católica ha dejado claro que los tiempos aun no son
maduros para que se una al CMI. Parece que la Iglesia Católica Romana sigue
manteniendo esta posición. Por tanto nosotros, en el CMI, no debemos tener
expectativas muy altas. Tenemos que tener paciencia”.
f) Compromiso compartido más que ser miembro
En
el presente hay una convicción compartida de que la colaboración y el compromiso,
más que ser miembro, es el mejor camino para seguir adelante. El Dr. Samuel Kobia, en la introducción al Libro del Programa, dice. “en los últimos años los debates
sobre el ecumenismo en el siglo XXI señalan que los compromisos y las experiencias
compartidos, más que ser miembros del mismo organismo, serán las características
del ecumenismo del futuro”.
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